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10 de febrero de 2008

Otra vez

Aún no he aprendido a no ilusionarme con aquello que sé que no debo ilusionarme. Estaba clarísimo que a España no le íbamos a ganar. Lo sabíamos todos. Lo sabían Nadal y Ferrer que no quisieron arriesgarse a ganarle a Horna y Miranda. Lo sabía también la gente que fue al Jockey para ver como Almagro, Robredo, Verdasco y López nos daban unas clasecitas de buen tenis, una exhibición de técnica y potencia, un balazo a la ilusión.
Prendí el televisor y apareció el sereno Almagro, ojalá Horna le saque la mierda, pensé, y cuando la cámara se movió un poco pude ver a Matías Silva y no a Horna. ¿Qué pasó? Entré en desesperación. Cerré los ojos y volví a abrirlos. Definitivamente ese era Matías Silva. Puta madre. Ya fue. Horna se había lesionado. Silva hizo el esfuerzo, pero eso no alcanzó mas que para darle unos aplausos por el intento. Luego Miranda empezó con dos juegos que volvieron a ilusionar, Robredo despertó y lo agarró a raquetazos. Mis esperanzas estaban ya en cuidados intensivos. Luego me enteré de que Horna estaba lesionado desde el martes y que nadie dijo nada. ¿Estrategia? Puede ser, pero me sentí engañado, como supongo que se sintieron muchos otros, ilusionados también con aquello que no debe ilusionarnos.
El sábado fue el partido de dobles, y al ver a Horna listo para jugar mi ilusión salió de su estado de coma, pero fue solo para después ir más al fondo, para morir y no dejar nada, ni la mínima esperanza de la resurrección.
Algunas lecciones deben quedar, más allá de las tenísticas. Y puede sonar feo, pero la verdad es que no podemos aspirar a mas, claro, bajo éstas condiciones. ¿Han notado que fracasamos en los deportes por equipos? ¿Cómo no reconocer los logros individuales de Mulanovich, Ferreyros, Córdova, e incluso el propio Horna? Ensayo como conclusión que no existe un interés real del Estado por promover el deporte, actividad fundamental para el desarrollo integral de la persona. Los resultados individuales son consecuencia, en general, de una apuesta también individual. Y no todos podemos apostar.
El deporte está convirtiéndose cada vez mas en una actividad elitista y que sirve como indicador de status. Nada más alejado de lo que debe ser la actividad deportiva. Por cierto, la Copa Davis la transmitió un canal de cable, y no, como era costumbre, el canal del Estado. Urge una política de promoción del deporte. ¿Será buena idea ilusionarme?

1 comentario:

Unknown dijo...

Es elitista en este país nuestro practicamente todo el desarrollo de la persona no? No se cuales serán las cifras exactas para este año, pero el 50% aprox. de los peruanos viven (sobreviven) en codiciones de pobreza y creo que eran un 15% los que viven en extrema pobreza (esta última no la aseguro para nada, corrijanme). De cualquier manera, no es la mayoría de los peruanos, ni la mitad siquiera, quienes están en condiciones de desarrollarse (es decir, de nutrirse, educarse, acceder al deporte, la cultura, tener un buen seguro y pensión, etc...). Sin embargo, en lo personal, creo que este desarrollo ya no puede dejársele al estado (por algo hay tantas ONG's y demás). Ilusionarnos no creo, menos del estado... mas bien ser nosotros mismos, desde nuestro lugar, los generadores de las oportunidades. Así que, señor economista, estudie muy bien y contribuya pronto.