Juro que hasta hace un par de días no tenía la menor idea del lío que se había armado entre el Tribunal Constitucional (TC), el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y los fonavistas. Pero hoy sí tengo idea.
Primero, en un esfuerzo de diccionario institucional, intentaré decir qué es el TC, qué es el JNE, y quiénes son los fonavistas. El TC es el órgano supremo encargado de interpretar la Constitución, osea, el que dice qué dice. El JNE es el organismo emcargado de convocar a cualquier proceso electoral, aunque sus funciones suelen superponerse a las de la ONPE y se tiran piedras de un lado al otro. Los fonavistas son mi abuelita, mi mamá, mi vecino, el papá de tu enamorada y tu mamá también -sin actuación de Gael García- osea, todos los que aportaron al Fondo Nacional de Vivienda (FONAVI). ¿Y qué es el FONAVI? Un fondo que debía servir para ejecutar préstamos que permitieran a los aportantes comprar, construir, ampliar su casa propia.
En resumen, durante el gobierno de Fujimori se dispuso ese dinero para algunas otras cositas, osea, se tiraron la plata. Pocos fonavistas se beneficiaron del fondo. Los demás están pidiendo su plata. Le preguntaron al TC si podían someter su reclamo a un referéndum. El TC ha dicho que sí y le ha ordenado al JNE que convoque a referéndum. El JNE no quiere porque dice que el TC está pasando por encima de las leyes que prohíben referéndums en temas tributarios (osea que le quieren enseñar al TC ha interpretar las leyes). El TC dice que la contribución al FONAVI no es un impuesto sino un aporte solidario. Y el TC es el TC.
El detalle es que lo que dice el TC viene con trampa. Le han dicho que sí al referéndum, y obvio, si le preguntan a la gente ¿está de acuerdo con que el Estado le devuelva su plata a los que aportaron al FONAVI? todos, salvo un par de idiotas, van a decir que sí. La trampa no es la colaza que tendrían que mandarse en el Banco de la Nación, sino que el TC ha dictaminado que: 1) la devolución puede ser colectiva (en forma de programas de vivienda); 2) tendría que descontarse, del supuesto monto a devolver, el dinero que el Estado haya invertido en pistas, veredas, alumbrado público y todas esas cosas que tendrían que atenderse con el presupuesto público; y 3) no serían beneficiados quienes hayan recibido algo del FONAVI, llámese un clavo (o medio).
Finalmente, en los últimos días se ha venido discutiendo la posibilidad de darle una salida "política" al asunto, evitarse el referéndum pero que se devuelvan las aportaciones bajo las condiciones que el TC ha impuesto. Como dice Álvarez Rodrich, hay que tener cuidado, no vaya a ser que la gente termine debiéndole al Estado. Aún así, el Ministro de Economía, el pinguino -lo siento, no se poner la diéresis- Carranza, se pregunta de dónde van a sacar la plata. No tengo la respuesta. Pero tengo una conclusión. El Perú es un gran chiste. Lo manejan los payasos.
2 comentarios:
Sí pues, yo tampoco tenía idea del cambalache, y tampoco estoy muy enterado del asunto. Pero creo que expones clara e intuitivamente los conceptos, y llegas a conclusiones lógicas.
Aceptando que no conozco bien el tema, creo que abogados únicamente no son los que deben decir qué es y qué no es tributación. Manuel Estela (Economía Pública, creador de la SUNAT)nunca se cansó de repetirlo. Y yo estoy de acuerdo.
Si, de hecho, son aportes como los de los pensonistas. Entonces no cabe duda. Hay que devolverlos. La dictadura de Fujimori se tiró la pensión de los viejitos y no por eso se han dejado de dar pensiones.
Pero si es que el FONAVI tiene carácter tributario, entonces lo que entró a las arcas no sale. Sería tan absurdo como exigir devoluciones del IGV o el impuesto a la renta. Claro, el FONAVI es un fondo, con propósitos específicos. Pero, si se piensa, los tributos también tienen como fin atender las necesidades en vivienda, salud y educación de la población.
En todo el caso, el presente Gobierno debe asumir las faltas de los anteriores y, como Estado, brindar una solución que sea justa, no populista, y -por lo que más quieran- presupuestariamente sostenible.
Prefiero no adelantar más opiniones, porque cuando uno no sabe algo bien, es mejor quedarse callado. Pero en algún libro debe estar "bien explicadito".
Me encanta el artículo sobretodo porque tengo confianza en que tratas, Gonzalo, de informar lo más fidedignamente posible, lo cual es genial para una desenterada como yo. Sólo me gustaría decir que mejor no le pidamos nada a este querido presidente nuestro (me da miedito hacerlo) no vaya a ser que terminemos debiendole al estado como bien dice nuestro realmente (sin sarcasmo) querido blogger. Aunque si pues es lo que debería hacerse no?
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