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24 de septiembre de 2007

SAMURAI X-TRADITADO

Seamos sinceros, muy muy económico no es este tema, salvo por los millones que él y sus más íntimos amigos se robaron, pero más allá de eso creo que nada. De todos modos mucho no se pudo haber hecho con la cantidad inmensa de dinero que se robó, teniendo en cuenta la calidad de su gobierno y de los posteriores (incluyendo al actual), así que fue una sabia y desprendida decisión que el ahora extraditado invirtiera en la educación extranjera y la comida (parece que Keiko tenía las costumbres de su papi y se la robaba toda) de sus hijos peruano-japoneses.
La estrategia política de Fujimori ha sido un desastre. Se fue a Chile en el peor momento de la relación peruano-chilena, impulsado además por el antecedente de que ya había sido negada la extradición de Borobio y Calmell del Solar, dos amiguitos del fujimorato. Nada podía fallar. Pero falló. Bachellet, en plena campaña, instó al gobierno chileno a hacer algo con la presencia infortunada del japonés, y la derecha chilena nunca lo defendió. A detener al chinito.
Encerrado entre lujosas cuatro paredes, y tramando como escapar, al samurai de medio pelo se le ocurrió una idea genial: postular al senado japonés. Ahora sí nada podía fallar. Chapaba su puesto en el senado, Japón armaba lío (recuérdese además que estaban en plena negociación para la firma del TLC chileno-japonés), y así podría volver al país que lo vio nacer. Carlos Raffo, un congresista fujimorista tan parecido y tan ingenuo como Barney, compositor de los himnos pegajosos de su jefe, tenía la explicación perfecta: la internalización del fujimorismo, el afianzamiento de las relaciones peruano-japonesas. Raffo cree que somos cojudos. Nada podía fallar. Pero falló. El partido por el cual postulaba el criminal obtuvo solo dos representantes para el senado, y por supuesto, ninguno de ellos fue quien prometió defender con su vida al Japón. A esperar sentado nomás.
El fujimorismo estaba en las últimas, pero algo lo aliviaba: su impícita alianza con el APRA, el partido de gobierno. Las apariciones de las Marthas (Luz Salgado, Martha Chávez, Carmen Lozada), las más férreas defensoras del patrón, se hicieron nulas, no tenían como argumentar la estupidez de postular en el Japón, solo Raffo insistía con el cuento. Se pronunció entonces la fiscal Maldonado, recomendando la extradición del asesino, y se armó media fiesta, porque ni Alan ni sus compañeros, asustados de perder su relativa mayoría en el Congreso, dijeron A! (y menos E!, de extradición).
Cuando el juez Alvarez (asociado al gobierno del asesino chileno, el miserable Pinochet) dictó su veredicto, negando la extradición, los fujimoristas saltaban en un pie y Keiko rodaba mientras su atarantado esposo babeaba de emoción. Era su victoria final. Pero no. La apelación del Estado peruano (que no es lo mismo que el gobierno) no se hizo esperar. La Corte Suprema de Justicia de Chile tenía en sus manos la decisión de extraditar al extraditable. Y finalmente sucedió. Se aceptaron 7 de los 12 casos por los que se le quiere juzgar, y lo más importante, entre esos 7 están los crímenes de la Cantuta y Barrios Altos, ordenados por él.
Fujimori está aquí, en el Perú, el país donde hizo y deshizo a su japonés antojo, y espera juicios. Da risa su argumento: la justicia chilena era un filtro para que aquí, en el Perú, no se me juzgue por cualquier cosa. Bueno, tal vez tiene razón. No se te va a juzgar por cualquier cosa, sino por los asesinatos de gente de esta tierra, gente que sí nació aquí y que intentó construir un país mejor. Y ojalá te metan preso, para que al menos las familias y sus muertos puedan estar un poco más tranquilos, sabiendo que nada queda impune. CRIMINAL.
Me imagino a Carlos Raffo entonando un himno de campaña desvirtuado: "eh eh eh eh eh eh, ya lo van a extraditar, eh eh eh eh eh eh, y lo tienen que encerrar".

1 comentario:

Ben Solís dijo...

Como ya he dejado claro en mi artículo, los "logros" económicos del gobierno de Fujimori no tienen nada que ver con la obligación que tiene de pagar sus culpas. Creo que sí es importante hacer notar que TAN eficiente no fue su gestión. Los millones despilfarrados en corrupción bien pudieron invertirse en otras cosas y hoy -lo más probable es que- podría haber menos personas bajo la línea de pobreza, menos gente conformada sólo con una casita en un cerro que les dio el Chino, en el mejor de los casos.

Se asoma, desgraciadamente, el apoyo popular de algunos fujimoristas y no fujimoristas que ahora ven en el asesino japonés una "víctima", cuya condena podría significar para ellos una confirmación de la calidad de "mártir y perseguido" de su líder. No al olvido.

BEN SOLÍS
http://elblogeconomico.blogspot.com